El día que el Rey Zamuro bajó del cielo
Por Daniel Noguera
No todos los días te mira un rey.
Estaba en el llano, cámara en mano, calor a plomo y silencio alrededor. Había visto muchos zamuros antes. Siempre en lo alto, girando lentos, como si patrullaran el mundo desde el cielo. Pero ese día, uno bajó. Y no era cualquier ave: era un rey zamuro. Imponente. Magnífico. Como si la selva le hubiera dado forma y lo hubiera enviado a posar.
Se paró en un tronco seco. Yo ya no respiraba. Me miró. Quieto. Con esa mezcla de majestuosidad y misterio que tienen los animales cuando no tienen miedo. Fue un instante largo. Tenso. Sagrado.
Disparé la cámara. Una vez. Dos. No más. No quise romper la magia.
Meses después, cuando buscaba la imagen que representara mi primer libro, esa foto volvió a mí. Era él. El rey. No solo como ave, sino como símbolo. Representaba la presencia, la mirada directa, la conexión entre lo salvaje y lo humano. Lo que intento en cada fotografía y en cada texto: detener el mundo un momento. Que algo nos mire de vuelta.
Por eso está en la portada. No como adorno, sino como guardián.
Rey zamuro (Sarcoramphus papa), fotografiado en los Llanos venezolanos, Barinas a´ño 2012.